¡¡Por ahí va el cabrón de mi jefe!!- comenta iracundo uno de los simpáticos usuarios del balcón
La mayoría de los primeros visitantes al nuevo balcón de vidrio de la Torre Sears de Chicago parecen estar de acuerdo: el primer paso es el más difícil. La ciudad estrenó el jueves el balcón suspendido a 412 metros de altura, en el piso 103 del emblemático rascacielos. El balcón sobresale 1,2 metros del mirador, ya de por sí impresionante. Las paredes, suelo y techo transparentes causan la sensación de estar flotando sobre la ciudad.
Los administradores del edificio afirman que el balcón es suficientemente seguro: Puede sostener hasta cinco toneladas gracias a sus vidrios de 37 milímetros de espesor.
Para el común de los mortales, sin embargo, acostumbrado a pensar en las láminas de vidrio como algo que potencialmente se puede romper, poner un pie en el lugar es todo un reto.
"Es como caminar sobre una capa de hielo", dijo Margaret Kemp, una residente de Obispo, California, cuyo corazón todavía latía fuertemente después de salir del balcón. "Con ese primer paso uno piensa '¿Me caeré?'".
Kemp fue una de los visitantes que pudieron echar el miércoles un vistazo previo a la inauguración del balcón. El balcón transparente apodado "The Ledge" (El anaquel) abrió el jueves al público. Los visitantes pueden tener vistas sin obstáculos de Chicago desde el lado oeste de la torre y una vista que casi provoca paro cardiaco de la calle y el río Chicago, para quienes sean lo suficientemente valientes para mirar por debajo de sus pies.
Los niños son quienes tienen más facilidad para caminar en el balcón.
"Mira todas esas cosas chiquitas que normalmente son muy grandes", dijo Adam Kane, de 10 años, quien llegó corriendo con sus amigos y hermanos, mientras todos presionaban ávidamente sus rostros contra el suelo de vidrio.
Hace 3 años
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