jueves, 12 de noviembre de 2009

Mira tú quién nos gobierna...

¿Quién quiere una raya?- preguntaron por megafonía a los simpáticos parlamentarios cuando se hizo esta instantánea



La clase política italiana atraviesa su peor crisis de imagen de los últimos años, y no se debe únicamente al carnaval de escándalos que florece al paso de su primer ministro Silvio Berlusconi. La oposición también ha visto sus trapos sucios aireados a los cuatro vientos con la puesta en circulación de un vídeo en el que Piero Marrazzo, gobernador de la región del Lazio (Roma) por el partido de centro-izquierda PD, aparecía consumiendo cocaína junto a prostitutas transexuales.
La estrategia de la oposición tras la debacle del gobierno Prodi ha sido centrar la artillería sobre los detalles licenciosos de la vida de Berlusconi en contraste con su indolencia frente a la depresión económica y social que atraviesa Italia. El 'caso Marrazzo' resulta un golpe evidente a su posición para criticar el dispendio ajeno.
Para colmo de males Marrazzo fue puesto en guardia por el gran rival, el propio Berlusconi, quien le aseguró que sus cadenas habían rechazado distribuir el vídeo para que no le culparan a él de orquestarlo. Una generosidad no extenta de un punto de crueldad. Ante tanto bochorno el PD ha provocado la dimisión fulminante del gobernador, que como en uno de los dramáticos seriales de televisión que produce 'Il Cavaliere' ha terminado recluído en un convento.
Pero en el PD han querido ir más allá a la hora de demostrar que tienen tolerancia cero con los excesos. El alcalde de Roma, Gianni Alemanno, declaró que se haría públicamente un test de drogas como "muestra de transparencia". Otro partido, el UDC, recogió el testigo y anunció un proyecto de ley para someter a todos los cargos públicos a este tipo de pruebas. El Gobierno no ha querido ser menos y ha habilitado, dentro del Plan Estatal contra las Drogas, que los parlamentarios que quieran puedan hacerse el test en el propio Congreso.
El test no tiene nada que envidiarle a los que someten a los ciclistas para controlar el dopaje. Como cuenta la diputada Luciana Pedoto, se les da de beber un vaso de agua para obtener una prueba de orina bajo la mirada de un médico. También se les toma una muestra de cabello ("un buen trasquilón") para comprobar si se han consumido estupefacientes en los últimos meses. Al final, cada parlamentario abona los 70 euros que cuesta la prueba.
Los resultados se harán públicos en los próximos meses, aunque sin revelar identidades. No es la primera vez que se intenta la iniciativa.


Fuente: Yahoo.com

3 comentarios:

Hexo dijo...

Ya me lo decía mi camello hace años, que la coca está por todas partes y la toma más gente de la que pensamos.

Por cierto, hace poco leí (no se si aquí mismo) que en España se encontraba la población con mayor indice de cocainomanos del mundo solo por detrás de NY. :o

Farlopitecus dijo...

España es el primer consumidor mundial de cocaína. Lo cual quiere decir que cada vez que respondemos en una encuesta, mentimos como bellacos, ya que lo que suele salir en las encuestas es un 10-15% je, je.

Hexo dijo...

Hahahaha XD

El primero... Vaya país... Es que me hace gracia. Luego veo por la tele a serios periodistas con corbata hablando de política exterior y me parto la caja.

El otro dia vi la noticia de que en las listas de forbes no salía españa por ninguna parte y los grandes tertulianos lo comentaban exaltados, "como puede seeeerrrrr si españa es la cañaaaaaaah"... Y seguramente debían ir hasta las trancas de coca.

Es un país de pandereta, un país para venir de turismo, para abusar de las blandas leyes, para pegarse la fiesta padre, España es una broma, y todos los que salían en las imágenes lo saben. Todos. Salía Sarkozy, salía Obama, salía Putin, salía Berlusconi, salía el presidente de china y también lo sabía eso. Todos lo saben, todos menos los 4 retrasados que salen con sus corbatas por la tele vendiendonos que España está siendo injustamente infravalorada.

Pero bueno, siempre nos queda el consuelo de que el resto del mundo apesta incluso más. Sobretodo gracias a nuestros encantadores vecinos italianos y sus gigantescas gafas de sol.